La Audiencia acoge durante toda la semana el juicio contra el acusado de asesinar a su casera en Castilla Hermida

La Sección Primera de la Audiencia de Cantabria acoge desde hoy, y hasta el viernes, el juicio con jurado popular al acusado de asesinar a la mujer que le había acogido en su casa, en la calle Marqués de la Hermida de Santander.

El hombre se enfrenta a 20 años de cárcel que pide el fiscal, mientras que las hijas de la víctima, que tenía 69 años, solicitan prisión permanente revisable.

El juicio comenzará, a partir de las 9.30 horas, con el interrogatorio y la prueba testifical, que continuará en la segunda jornada, mientras que en la tercera se practicará la pericial.

El jueves será el turno de las conclusiones e informes de las partes y el último día se entregará el objeto del veredicto al tribunal popular, para su deliberación y fallo.

La Fiscalía también reclama al procesado una indemnización de 85.200 euros a las dos hijas de la fallecida, que elevan dicha petición a 110.760 euros.

Los hechos sucedieron en febrero de 2020, en la madrugada del día 18, y el sospechoso, G.B.C., que tenía 38 años, está en prisión provisional desde entonces.

Fue detenido por la Policía Nacional en el interior de la vivienda donde los agentes hallaron, con aparentes signos de violencia, a la mujer, que previamente había solicitado auxilio al 112, en concreto a las 2.40 horas.

El hombre tenía antecedentes penales y contaba con una reclamación de un juzgado de Málaga.

DISCUSIÓN POR CONSUMO DE COCAÍNA

Según el escrito del ministerio público, el asesinato se produjo tras una discusión entre la víctima y el acusado, porque él había estado consumiendo cocaína y ella no quería que lo hiciera. Esa era, precisamente, una de las razones por las que la mujer le había acogido en su casa.

Aprovechando su superioridad física, el hombre la ató de pies y manos con trozos de tela para que "le dejara un rato en paz". Varias horas después, ya de madrugada, la víctima logró llamar al teléfono de emergencias, al que manifestó que la tenían atada en su domicilio y que la querían "matar y asfixiar".

Varias dotaciones de la Policía Nacional se personaron "rápidamente" en el edificio y llamaron al timbre de la puerta, pero no recibieron respuesta, aunque escucharon pisadas en el interior.

Entonces, contactaron con una vecina para tratar de saltar de una casa a otra, pero desistieron por riesgo de precipitación. Finalmente, acudieron los bomberos.

Cuando accedieron al interior del domicilio, el acusado les dijo "ya me podéis llevar", y acto seguido encontraron a la mujer "tumbada sobre las mantas de una cama con el cuerpo retorcido, las manos y piernas atadas, y una tira de tela en el cuello".

Según la Fiscalía, en el lapso de tiempo entre la llamada de alerta y la entrada de los bomberos el acusado, "bien sabiendo que la víctima había solicitado ayuda urgente o porque lo tuviera pensado", actuó en todo caso "con evidente idea de causar la muerte, asfixia por sofocación y con sus propias manos a la mujer".

Añade el ministerio público al respecto que ella "apenas pudo mostrar mínima resistencia o defensa, pues tenía la movilidad reducida al máximo por la acción previa y consciente del acusado, quien le había atado las extremidades".

Tras encontrar el cuerpo, dos agentes de policía custodiaron al sospechoso, que espontáneamente manifiestó que "no la aguantaba más, que estaba harto de ella, que le hacía la vida imposible y que le había rodeado el cuello con sus manos".

ASESINATO SEGÚN LAS ACUSACIONES; HOMICIDIO PARA LA DEFENSA

Los hechos constituyen, a juicio de la Fiscalía, un delito de asesinato merecedor de una pena de veinte años de prisión y una indemnización para las hijas de la víctima de 85.200 euros.

La acusación particular que ejercen las descendientes coincide con el relato de hechos del ministerio público, solicita la pena de prisión permanente revisable y eleva la cuantía de la indemnización a 110.760 euros.

La defensa, por su parte, argumenta que el acusado la ató "con la única finalidad de consumir droga y después desatarla". Añade que cuando la Policía llegó a la casa y empezó a llamar al timbre y a golpear la puerta, el sospechoso tapó la boca a la mujer para que "no gritara y no la oyeran" los agentes, hasta que se marcharan del lugar, y con la intención de dejar después a la víctima.

Agrega al respecto este letrado que su patrocinado no era "consciente de lo que hacía por su grave enfermedad mental y el consumo inmediato de cocaína". Por tanto, califica los hechos como un homicidio con la concurrencia de la eximente incompleta de alteración psíquica y/o la atenuante de drogadicción.