Cantabria cuenta con un nuevo laberinto natural gigante, el segundo de estas características. Está en el municipio de la Hermandad de Campoo de Suso, es el más grande de la región y de los mayores de España además.
"Es como un campo de fútbol de Primera División", cuenta a Europa Press Ángel Rábago, de 75 años y promotor -y autor también- de este proyecto, en el barrio de Riaño, en la localidad de Entramasaguas, al lado de la subida a la estación de esquí de Alto Campoo.
Los 100 metros de largo y 70 de ancho dan al laberinto una dimensión de 7.000 metros cuadrados, que su dueño compara con el campo de fútbol de Reinosa. En su construcción se han empleado unos 12.000 cipreses, que suman cerca de 8 kilómetros de recorrido en su interior.
El laberinto campurriano, que se suma así al que abrió en abril de 2017 en Villapresente (en Reocín, de 5.600 m2 y 4 km de pasillos), se puede recorrer por 5 euros (precio de la entrada para adultos, mientras que las de los niños cuestan 3 euros).
Abrió recientemente y desde entonces está recibiendo una media de un centenar de visitantes diarios. Cuenta con cafetería -pendiente de abrir- y dispondrá también de página web.
Lleva por nombre 'Tilde', en homenaje a una perra de Ángel Rábago que, según cuenta a esta agencia, le ayudó en la construcción del laberinto y que falleció. "Estaba noche y día conmigo, mientras limpiaba o cavaba", recuerda el promotor del recinto y dueño del animal.
La idea del laberinto le surgió "hace tiempo", al ver uno en televisión, tras lo que se "lanzó" y empezó a trabajar en él, hace unos tres o cuatro años, así como también en el local de hostelería anexo, que incluye madera y piedra entre sus materiales.
"Yo, lo mismo cojo la azada que el pico", destaca, para señalar que se ha encargado de realizar "lo gordo" de cada espacio, y que ha contado con la ayuda de dos o tres personas más.
Con esta iniciativa. Rábago aspira a generar empleo y riqueza en la zona. Pero también, a divulgar especies autóctonas plantadas junto al laberinto, en sus tres salidas, y que suma así un valor didáctico, de cara a posibles visitas de escolares.
Además, la entrada está flanqueada por hayas y se ha levantado en una zona rodeada de robles, lo que refuerza el valor medioambiental de este proyecto.