De Santander a Santo Toribio: Los 120 km más emocionantes de Adrián Hinojosa para reivindicar la inclusión en el deporte

Adrián Hinojosa se marcó su propio reto con la más noble causa posible: visibilizar la discapacidad y la inclusión en el deporte y la vida. El atleta y deportista cántabro cruzó la meta en Santo Toribio de Liébana, con el mérito de haber salido desde Santander.

Fueron 120 kilómetros “muy duros”, nos cuenta Adrián, vecino de Santander de 28 años. Tiene una discapacidad intelectual que lucha por reivindicar a pesar de que no le importe lo que digan  los demás. El atleta cántabro recorrió las etapas entre Santander-Novales, Novales-Serdio, Serdio-Cicera, y Cicera-Santo Toribio de Liébana.

Reconoce que incluso pasó por “momentos críticos” en cada una de las etapas en las que llegó incluso a hacer 41 km diarios: “La primera etapa fue muy cansada”, reconoce, “con dolores en la zona del flato, en las costillas, dolores en el estómago”. Luego se quedaba a dormir en algún alojamiento de cada pueblo: Suances, Cicera…

Hasta que culminó en Santo Toribio de Liébana. Pero en ningún momento estuvo solo; rodeado de otros ilustres cántabros. “Los 120 km los hicse yo solo pero se animó gente para acompañarme”. Primero su preparador físico, un grupo de running de Castro e incluso Ruth Beitia le hicieron compañía durante alguna de las etapas.

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“He empezado a hacer este reto para dar visibilidad para el tema inclusivo el tema laboral inclusión, que cada persona que sufre, que he sufrido”, comenta el atleta, que también dice que ahora la vida le sonríe, aunque en tiempos pasados “no” se ha sentido “lo suficientemente valorado y no me han dado ese equilibrio en mi vida y me ha costado más salir hacia delante”.

Campeón de cross en 3.000 metros a nivel nacional, también participa en otras muchas disciplinas. Adrián tiene carnet de conducir, e incluso trabaja en una tienda en el centro comercial Valle Real. “Sí, era una cosa que también me criticaban por ello, me criticaban como que no siguiese hacia delante”, pero al final se ha ido sacando las castañas del fuego, y eso es lo que quiere demostrar.

Denuncia que “todavía no está bien valorado, ni hay esa igualdad que hace falta, hay que poner más sensibilidad” y cree que “va muy lento”. ¿Soluciones? “Dar mas oportunidades a las personas, trabajar de una manera mas abierta, tener más paciencia, trabajar mejor y darlas libertad aunque al principio para muchas personas sea más difícil trabajar con ellas”.

Si Santo Toribio de Liébana parecía mucho, ahora Adrián apunta a un reto mucho más grande: Santiago de Compostela: “Me gustaría correr desde Santander hasta Santiago de Compostela, superar los kilómetros y el reto y seguir dando voz. Hay que seguir para que haya más igualdad, podamos luchar y ayudar que esté a lo mejor perjudicada en su vida”.