Regresó a iniciativa municipal el “Lunes de castañas”, con una gran puesta en escena de aquel mercadillo de antaño justo el lunes anterior al día de Nochebuena. Verduras, legumbres, gallinas, ropa de lana, pescado, todo se mostró en este pintoresco mercado, admirado por los numerosos curiosos que acudieron a curiosear.
Y se asaron y se consumieron todas las castañas para combatir el frío, aunque la mañana del lunes, 18 de diciembre, fuera en lo climatológico muy benévola. No faltó en el mercado la esencia de lo tradicional, de lo artesanal, del espíritu rural, de lo antiguo, que estuvo acompañado de productos comarcales, de nuestra tierra y del campo.
Y presentes catorce figurantes, vendedores unos, maestros, lecheros, fotógrafos... Me llamó mucho la atención que esta idea halla sido un gran museo etnográfico al aire libre.
Nacho Zubelzu, artista de profesión y detallista en la evocación del mercado del lunes de castañas, habla de la recuperación de esta tradición, “con la necesidad primitiva de vender dos chicharros que tenía en casa, y a partir de ahí, nos planteamos la idea de recrear un mercado paralelo a la venta de las castañas”.
La iniciativa surge de manera espontánea, porque “el concejal de cultura nos comenta seguir realizando esta actividad, que nosotros en su día iniciamos como un mercado pero sin castañas; aunque desde el ayuntamiento quisieron repartir las castañas evocando aquel mercado el lunes anterior a Nochebuena”.
Nos hemos juntado una cuadrilla que nos solemos reunir principalmente al desfile el Día de Campoo, explica el polifacético artista no, “porque tenemos material y no nos cuesta mucho recrear un lunes de castañas”.
La idea y el fin original del primer mercado que ambientaron este grupo de amigos hace unos años, “fue para rememorar el mercado de los chones y hemos fusionado ambos mercados, haciendo esta recreación de distintas disciplinas de venta o sociales: están los vendedores de libros o telas, y ahora, en época navideña hemos pensado en repartir muérdago como un guiño a la Navidad que está a la vuelta de la esquina”.
Con este tipo de recreaciones, concluye Zubelzu, “somos un grupo de amigos que buscamos objetos que recuperamos y guardamos en diferentes ámbitos del comercio y de la vida campurriana”.
Esta recreación del mercado de castañas o de chones, nos ha hecho pensar que “con muy poco se podía vivir, evocando el regreso a aquellos años en los que se mezclaban boinas, pañuelos, varas, albarcas y frío”. Precisamente el frío es lo único que no ha desaparecido en estas fechas, explican los figurantes, aunque “ya no nieva como antes”.
