La defensa del cráneo de Castro presenta dos nuevas pruebas y pide impugnar una de la Guardia Civil

El abogado de la acusada insiste, al personarse para el juicio en la Audiencia de Cantabria, en el análisis de pelos hallados en la caja

El abogado de la acusada de decapitar a su pareja en Castro Urdiales, cuya cabeza apareció hace dos años y medio en una caja que meses atrás había entregado a una amiga suya para que se la guardase, ha presentado dos nuevas periciales de cara al juicio por este caso, que se celebrará por jurado popular en la Audiencia Provincial de Cantabria.

Se trata de sendos informes sobre los efectos de un somnífero -diazepam- en función de la cantidad suministrada y acerca del ruido de la motosierra que supuestamente habría adquirido la sospechosa para descuartizar el cuerpo de la víctima, como sostienen fiscal y acusación particular, ejercida por los familiares del fallecido.

Además, la defensa ha aprovechado el trámite de presentación de los escritos de personación ante el tribunal para solicitar la impugnación de otra prueba: un informe de la Guardia Civil con conclusiones de los hechos y la autoría de los mismos, al entender que los agentes "pueden hacer consideraciones técnicas pero no valoraciones".

Así lo ha trasladado a Europa Press el letrado de Carmen Merino, natural de Sevilla y que se enfrenta a 25 años de cárcel que pide para ella el fiscal por asesinar -con alevosía y agravante de parentesco- a Jesús María Baranda, jubilado vasco de 67 años que desapareció hace tres.

En el escrito de personación en la AP el representante legal de la única procesada por este caso -en prisión provisional en la cárcel de El Dueso desde que apareció la cabeza, en septiembre de 2019- insiste asimismo en la práctica de una pericial para hacer un cotejo entre la huella genética de la sospechosa con los pelos hallados en la caja en la que apareció el cráneo.

El Instituto Nacional de Toxicología determinó que esos cabellos no pertenecían al fallecido, y el estudio morfológico de los mismos concluyó que tampoco eran de su pareja. Así, está pendiente un estudio genético del ADN que se ha solicitado reiteradamente y que no se ha realizado todavía al no haber llegado al centro de Madrid la muestra de necesaria pedida.

Así, ahora, en este punto procesal previo al señalamiento de la vista oral y ante la oportunidad de solicitar nuevas pruebas, la defensa ha reiterado aunque "con matices técnicos" la necesidad de que se lleve a cabo ese cotejo para saber si los pelos que había en la caja eran de su patrocinada o no.

EFECTOS DEL SOMNÍFERO Y RUIDO DE LA MOTOSIERRA

Por lo demás, a la par que ha insistido con esta diligencia, la defensa ha presentado dos nuevas pruebas. La primera es un informe de una especialista en psiquiatría sobre el somnífero -diazepam- que presuntamente habría suministrado la acusada a su pareja para adormecerle antes de acabar con su vida, según sostienen la Fiscalía y la familia de la víctima.

Con esta pericial, el abogado de Merino pretende explicar que el fármaco puede resultar tóxico o carecer de valor criminal en función de la dosis que se administre, en línea con el informe de la autopsia practicada al cráneo, que dio positivo en dicha sustancia pero sin poder determinar en qué cantidad.

Y la segunda prueba técnica introducida antes de que se fije el juicio está relacionada con el ruido que hace una motosierra de la marca y modelo que habría adquirido y usado la procesada para descuartizar a su hasta entonces compañero en el domicilio en el que ambos llevaban siete años conviviendo, en la calle Padre Basabe de Castro Urdiales.

Según el letrado defensor, y de acuerdo con el análisis de sonido aportado, es "imposible" usar esa herramienta sin que los vecinos lo escuchen, y "nadie oyó nada".

Junto a las dos pruebas propuestas y la reiteración de la pendiente, y también como novedad, esta parte ha impugnado otra: un informe de la Guardia Civil con conclusiones de los hechos y la autoría de los mismos, al entender que "no es legal" toda vez que los agentes "pueden hacer consideraciones técnicas pero no valoraciones".

25 AÑOS DE CÁRCEL POR ASESINATO

El Juzgado de Instrucción número 3 de Castro Urdiales, que ha dirigido la investigación, acordó el pasado mes de febrero la apertura del juicio oral por esta causa, remitida a la Audiencia Provincia, que debe fijar la fecha y celebrar la vista.

La Fiscalía considera a la acusada autora de un delito de asesinato con agravante de parentesco por el que pide 25 años de cárcel con inhabilitación absoluta y una indemnización de 20.000 euros para los familiares de la víctima.

La acusación particular, por su parte, que ejercen familiares del fallecido, solicita prisión permanente revisable, y la defensa la libre absolución de su patrocinada.

DESCUBRIMIENTO DEL CRÁNEO Y DEL CRIMEN

El crimen se destapó en septiembre de 2019 con el hallazgo del cráneo en el interior de una caja de cartón, que la acusada había entregado meses atrás a una amiga suya para que se la guardase en su casa, y que ésta abrió ante el mal olor que desprendía.

En su interior descubrió un cráneo humano, dentro de una bolsa de plástico y envuelto a su vez en una página de periódico con un pasatiempo cumplimentado.

La investigación se inició tras la desaparición del hombre, del que no se sabía nada desde febrero de 2019 y cuyo cuerpo no ha sido encontrado hasta ahora.

Entre las declaraciones tomadas en sede judicial, que en dos años cambió tres veces de titular, destaca la practicada a la sospechosa en noviembre de 2020, cuando rompió su silencio para asegurar que no tuvo "nada que ver" con la desaparición y fallecimiento de su pareja.

Carmen Merino añadió que no tenía "ni idea" de qué le había "podido ocurrir" al hombre, y resaltó en cualquier caso que ambos "se querían muchísimo".

Además, de acuerdo con la testifical de una mujer -hermana de la que abrió la caja con el cráneo- la procesada le había asegurado tras el descubrimiento que había podido "guardar" la cabeza de su pareja y el "secreto tan gordo" de lo ocurrido meses antes "gracias a las pastillas".