La madre del joven con discapacidad agredido por varios compañeros en el Instituto de Educación Secundaria Torres Quevedo de Santander ha alzado la voz para denunciar públicamente la “falta de respuesta efectiva” por parte del centro educativo y de las instituciones. “Antonio sigue en la misma clase con los mismos niños que le han agredido”, ha asegurado, visiblemente emocionada, en unas declaraciones realizadas este viernes.
Según explica, durante más de dos semanas intentó sin éxito que su caso fuera atendido por los cauces legales. “He estado 15 días yendo de un sitio a otro, teniendo reuniones, dirigiéndome a la Consejería de Educación… he hecho lo que tenía que hacer legalmente. Pero no ha servido de nada”, lamenta.
Fue tras la difusión pública del caso cuando comenzaron a recibir apoyo. “Mientras he estado yo sola, no he llegado a ninguna parte. No se ha movido absolutamente nada”, denuncia. Asegura además que, a raíz de lo ocurrido, ha ido conociendo otros casos previos de acoso que habrían sido ignorados por la dirección del centro. “Antonio ya llevaba tiempo así, y ha habido más gente que lo ha dicho en dirección y se les ha hecho caso omiso”, afirma.
Vita, la madre del menor, señala que desde el instituto le han informado que, al estar el caso en Fiscalía, no pueden actuar ni separar a los alumnos implicados. “Dicen que no pueden mover a los demás niños porque también son menores”, explica. Sin embargo, ella considera injusto que sea su hijo quien tenga que adaptarse. “No quiero sacar a mi hijo de su sitio. Él tiene derecho a estar ahí, no tiene por qué cambiarse de clase ni de tutores a estas alturas del curso”, reclama.
Insiste en que no busca venganza, sino soluciones. “Pido calma a todo el mundo. No queremos violencia. Lo que buscamos es que esto no vuelva a suceder, que no haya más gente en esta situación indefensa”, subraya. Y añade: “Sobre el papel las leyes están muy bien, pero en la práctica no están funcionando”.
Finalmente, ha explicado que decidió dar la cara porque ya no tenía nada que ocultar. “Esto se ha difundido tanto que esconderme no tiene sentido. Yo no he hecho nada malo, Antonio tampoco. No entiendo por qué tendría que esconder mi cara”, concluye.
