La viuda del anciano asfixiado en un garaje recurre la condena por robo

Juicio contra tres acusados de matar a un nonagenario en su garaje de Santander

La viuda del anciano que apareció asfixiado en un garaje de Santander ha recurrido la sentencia a los tres implicados en los hechos, pero exclusivamente en lo que se refiere al condenado por colaborar en el robo con violencia perpetrado en la vivienda, a cuatro años y tres meses de cárcel.

La Audiencia Provincial de Cantabria impuso esa pena al tercer implicado, un vecino de la ciudad, y 25 y 21 años de prisión a dos hermanos vascos por el asesinato del hombre, al que en febrero de 2017 ataron y amordazaron en un local de su propiedad en la calle Beato de Liébana, para dirigirse después a su domicilio, en Alcázar de Toledo, donde se encontraba su mujer.

La sentencia se dictó el pasado 4 de noviembre conforme al veredicto del jurado popular con el que se celebró el juicio, aplicando las penas solicitadas por el fiscal a los dos principales encausados, Paulino y Ricardo G.L., pero rebajándola al tercero, Juan Carlos C.S., para el que el Ministerio Público interesaba 7 años después de haber reducido la petición inicial, de 35 años para todos ellos.

La mujer de la víctima, que cuando murió tenía 81 años, ha apelado el fallo de la AP ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, pero según el recurso, al que ha tenido acceso esta agencia, en relación exclusiva al tercer condenado.

ASUMIÓ LOS HECHOS Y SUS CONSECUENCIAS

La acusación particular entiende que la sentencia no es ajustada a derecho por las pruebas que obran en autos y las practicadas en el juicio oral, y cree además que se incurre en infracción legal en la calificación jurídica de los hechos o en la determinación de la pena, por no condenar al tercer implicado por un delito de detención ilegal en concurso medial con el de robo con violencia.

En este sentido, en el recurso interpuesto se argumenta que el procesado "asumió el delito de robo con violencia en casa habitada y los actos de violencia física que realizasen" los hermanos vascos, ya que "sabía y era conocedor de las intenciones" de ambos.

Es decir, sabía que iban a robar, que les tenía que esperar y facilitar su huida también, "asumiendo" así todas las consecuencias de sus actos y delitos, incluyéndose entre ellos la detención ilegal de la viuda.

"Como coautor y conociendo que el delito se realizaba en una vivienda que podía estar habitada, es penalmente responsable de los delitos cometidos por los otros dos condenados en dicha vivienda", esgrime la parte recurrente, que pide que sea condenado por robo con violencia en casa habitada con la agravante de superioridad y también de disfraz en concurso medial con un delito de detención ilegal y el de lesiones.

JUICIO Y SENTENCIA

En el juicio, celebrado en octubre en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, los dos vascos reconocieron los hechos: Paulino en su declaración y Ricardo en un segundo e inédito interrogatorio solicitado al día siguiente por su abogado a la sala, porque en el primero había negado la participación en el crimen y el robo a pesar de que su hermano le había involucrado. Y ambos exculparon a Juan Carlos de los dos hechos delictivos.

La sentencia ahora recurrida impuso a Paulino 20 años de prisión por asesinato y 5 más por un delito violento de robo en casa habitada en concurso con otro de detención ilegal, concurriendo en ambos casos las agravantes de disfraz y abuso de superioridad, y multa de 500 euros por lesiones leves a la mujer de la víctima, cuando robaron en su domicilio.

Y Ricardo fue condenado a 16 años por el asesinato, al aplicarse en este caso la atenuante de drogadicción, y a 5 años por el robo, delito que en el caso de Juan Carlos se quedó en 4 años y 3 meses, y que es la pena que ha recurrido la viuda del octogenario.

LLAMADA DESDE UNA CABINA DE TELÉFONO

Según la sentencia, los dos principales acusados atacaron al octogenario como paso previo para ir a por dinero al domicilio, donde estaba su mujer y a la que también ataron y amordazaron, causándole a él fallecimiento por asfixia y lesiones leves a ella, aunque ambos aseguraron que no fue su intención matar a nadie.

De hecho, al día siguiente de lo sucedido Paulino telefoneó desde una cabina de Vitoria, donde residía, a Cruz Roja de Madrid, alertando de que dos personas mayores podrían precisar ayuda e ofreciendo datos de cómo llegar al garaje y al domicilio.

Y a raíz de esa llamada, grabada, fue identificado por la voz tras la difusión de un extracto de la misma en medios de comunicación para solicitar la colaboración ciudadana. A partir de esto, los tres fueron detenidos escalonadamente e ingresaron en prisión.

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