El PRC lamenta que las playas de Santander no opten a Bandera Azul

Playa de los Peligros

El PRC de Santander ha lamentado que, un año más, las playas de la ciudad no vuelvan a lucir la Bandera Azul como distinción de calidad y gestión eficaz de los arenales.

Los regionalistas llevan años denunciado que la capital cántabra lleva perdiendo esta distinción desde hace más de una década hasta la extinción actual cuando Santander "fue el territorio de la región en el que más banderas llegaron a ondear".

"Somos conocedores de que nuestros arenales cuentan con otras certificaciones como la Q de calidad turística o el EMAS de Gestión y Auditorias Medioambientales, pero no podemos obviar que las Banderas Azules son todo un referente identificativo de unas playas de calidad y además de reclamo turístico, y en Santander siempre lo han sido", ha defendido el portavoz regionalista, José María Fuentes-Pila.

El concejal teme que no presentarse a la convocatoria responda a que los arenales no cumplen con los requisitos establecidos por este galardón, a tenor del aspecto que presentan.

"La construcción de los espigones de la Magdalena, el estrepitoso deterioro de la Segunda del Sardinero, la falta de mantenimiento en el mobiliario urbano anexo a los arenales, su falta de accesibilidad en la gran mayoría o los episodios de vertidos en la playa de la Virgen del Mar pueden ser ejemplo de ello", ha comentado.

En su opinión, "la realidad" es que ninguna de las 13 playas de la ciudad tiene Bandera Azul como "consecuencia de la nefasta política llevada en los últimos años en esta materia", motivo por el que los regionalistas creen que el Consistorio "tal vez" no presente su candidatura a estas banderas, y no por "la excusa de contar con otros certificados".

Para Fuentes-Pila, el hecho de que no sea un organismo oficial el que reparte este distintivo, como indica el equipo de Gobierno PP-Cs para no optar a la concesión --lo otorga la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (ADEAC)--, "no es excusa", ya que esta bandera es apoyada entre otras instituciones por las Organizaciones Mundiales de Turismo y de Medio Ambiente de Naciones Unidas y la propia UNESCO, quien la reconoce como herramienta de educación ambiental.