La Audiencia rechaza la pericial caligráfica al crucigrama que envolvía el cráneo de Castro

La acusación particular había pedido esta prueba y todas las partes acordaron no solicitar nuevas diligencias para evitar más dilaciones

La Audiencia Provincial de Cantabria ha rechazado practicar la pericial caligráfica solicitada al crucigrama de una hoja de periódico que envolvía el cráneo hallado hace más de dos años en Castro Urdiales, perteneciente Jesús María Baranda, banquero vasco jubilado de 67 años, y por el que su pareja, Carmen Merino, se haya en prisión desde entonces.

Dicha prueba era la única diligencia de investigación que estaba pendiente de practicar, y había sido solicitada por una de las partes personadas en el caso, en concreto por la acusación particular, ejercida por la familia de la víctima.

El crimen se destapó en septiembre de 2019 con el macabro hallazgo en el interior de una caja de cartón, que la acusada había entregado meses atrás a una amiga suya para que se la guardase en su casa, y que ésta abrió ante el mal olor que desprendía.

En su interior descubrió un cráneo humano, dentro de una bolsa de plástico y envuelto a su vez en una página de periódico con un pasatiempo cumplimentado.

Los familiares del fallecido habían pedido, a través de su representante legal, el análisis de la caligrafía del crucigrama rellenado en esa hoja, recurriendo así la negativa del juez instructor -el titular del Juzgado número tres de Castro Urdiales- a que se llevara a cabo ante la Audiencia Provincial, que se ha opuesto a la práctica de esta pericial.

Al margen de la misma, las partes habían solicitado que no se practicaran nuevas diligencias de investigación para evitar acumular más dilaciones indebidas en esta causa, pendiente de calificación.

De su lado, la defensa interesó que el procedimiento prosiguiera su curso con independencia de la resolución de la AP y se diera así trámite a las acusaciones -pública y particular- para que formularan los correspondientes escritos, reflejando en ellos las penas que reclaman por el delito de asesinato con agravante de parentesto que tanto el fiscal como la familia de la víctima imputan a la sospechosa de decapitar a su pareja.

Y cuando se cumplieron casi dos años de la apertura del procedimiento, fue transformado para que se juzgue por la Ley del Jurado, también a petición de la nueva defensa, que sustituyó al anterior letrado cuando renunció al caso.

DESCUBRIMIENTO DEL CRÁNEO Y DEL CRIMEN

El hallazgo del cráneo se produjo a finales de septiembre de 2019, cuando una amiga de la procesada y ante el olor que desprendía abrió el paquete que tiempo antes le había pedido que guardara en su casa, alegando que escondía en ella juguetes eróticos y que no quería que encontraran los agentes en los registros por la investigación. Se inició tras la desaparición del hombre, del que no se sabía nada desde febrero y cuyo cuerpo no ha sido encontrado hasta ahora.

La mujer, natural de Sevilla, llevaba varios años residiendo en Cantabria y se encuentra en prisión provisional en el centro penitenciario de El Dueso, en Santoña, desde el descubrimiento del cráneo.

Entre las declaraciones tomadas hasta ahora en sede judicial, que en dos años ha cambiado tres veces de titular, destaca la practicada a la sospechosa en noviembre de 2020, cuando rompió su silencio para asegurar que no tuvo "nada que ver" con la desaparición y fallecimiento de su pareja.

Añadió que no tenía "ni idea" de qué había "podido ocurrir" al hombre, con el que convivía desde hacía siete años en un piso de la calle Padre Basabe de Castro Urdiales, y que ambos "se querían muchísimo", según remachó.

Además, de acuerdo con la testifical de una mujer -hermana de la que abrió la caja con el cráneo- la procesada le había asegurado tras el descubrimiento que había podido "guardar" la cabeza de su pareja y el "secreto tan gordo" de lo ocurrido meses antes "gracias a las pastillas".

DESCUBRIMIENTO DEL CASO

El hallazgo del cráneo desató todo tipo de conjeturas sobre lo sucedido y su identidad se determinó días después de su aparición por las pruebas forenses que se practicaron.

Durante las jornadas siguientes, la Guardia Civil de Cantabria, con apoyo de especialistas de Madrid y con ayuda de perros, inspeccionó el piso de la pareja, terrenos que tenía el fallecido en la zona, y hasta se desplazó al vertedero de Meruelo, el más grande de Cantabria, para informarse sobre tratamiento de residuos.

El juez decretó el secreto de las actuaciones y lo prorrogó durante varios meses, hasta el 30 de junio del año pasado cuando se levantó, es decir, nueve meses después del hallazgo. Y en julio la Audiencia Provincial de Cantabria denegó la libertad provisional a la procesada al apreciar riesgo de fuga, entre otros motivos.

Cuando se cumplieron dos años de lo sucedido -el plazo legal establecido para prorrogar la cárcel preventiva para este tipo de delitos-, el magistrado acordó dicha prórroga.

Y mientras sigue la instrucción, quedan todavía por despejar muchas dudas sobre el caso, como el motivo del crimen, dónde se produjo o dónde se encuentra el resto del cuerpo del fallecido.