Miguel Ángel Revilla ha comparecido ante los medios para ofrecer su versión tras conocerse que el Rey Emérito, Juan Carlos I, ha presentado una demanda contra él por las afirmaciones vertidas en su último libro, donde lo califica como “apátrida fiscal” y denuncia su presunta fortuna en el extranjero. El que fuera presidente de Cantabria durante casi dos décadas ha defendido su derecho a opinar y ha mostrado su perplejidad ante lo que considera “un intento de silenciar una voz crítica”.
“¿Por qué yo? ¿Por qué Miguel Ángel Revilla?”, se preguntó al inicio de su intervención, que congregó a decenas de periodistas en la sede del PRC. “Soy un ciudadano de a pie, de 82 años, que vive en Astillero, paga sus impuestos, no ha robado nunca y ha hecho de la honradez una bandera. ¿Qué pretende el Rey Emérito denunciando a alguien como yo? ¿Dar un escarmiento por ser una persona popular, conocida y escuchada?”, reflexionó.
Revilla confesó sentirse “indignado, dolido y decepcionado”, especialmente por venir de alguien a quien durante años admiró profundamente. “Le dediqué la portada y 50 páginas de mi primer libro. Fue un ídolo para mí. Le valoré muchísimo por su papel en el 23-F y en la Transición. Pero cuando se destapó todo lo que ahora sabemos, sufrí una de las mayores decepciones de mi vida”.
El exlíder del PRC anunció que ha designado como abogado defensor a José María Fuster Fabra, un histórico militante del partido, “catalán, pero regionalista desde hace décadas”, y confía plenamente en él. Aunque aún no ha recibido notificación oficial de la demanda, Revilla anticipó que, llegado el momento, no rehuirá comparecer en el acto de conciliación: “Nada me gustaría más que vernos cara a cara. Que venga a defender la demanda en persona”.
Un ataque a la libertad de expresión
Revilla insistió en que no ha dicho nada que no se haya publicado previamente en medios de comunicación y recordó que muchos periodistas han sido incluso más duros que él en sus valoraciones. “¿Me van a demandar por recoger hechos públicos y publicados? ¿Por decir que tiene una fortuna fuera de España, algo reconocido y documentado? ¿Por llamarle apátrida fiscal cuando él mismo dejó de tributar en España?”, se preguntó.
“Yo no me he inventado nada. Si alguien me demuestra que me he equivocado en algo, no tengo ningún problema en pedir perdón. Pero que me digan en qué me he pasado, con argumentos. Lo que no voy a hacer es mentir para agradar a los poderosos”, defendió.
Además, apuntó directamente al artículo 56.3 de la Constitución, que otorga inviolabilidad al Rey. “Es una anomalía democrática. No se le puede juzgar ni aunque mate a alguien por la calle. Y esa persona, que no puede ser juzgada por nadie, me demanda a mí. Es injusto, y hasta mezquino”.
Sin privilegios: “Yo no estoy aforado”
Revilla también quiso dejar claro que, a diferencia de otros cargos públicos, él renunció al aforamiento cuando llegó a la presidencia de Cantabria: “Ni yo ni mi partido quisimos ese privilegio. El Parlamento de Cantabria, a propuesta del PRC, aprobó su eliminación. Yo iré al juzgado que me toque, como cualquier ciudadano. Esa es mi forma de entender la política”.
Durante su intervención, también rememoró otros episodios de su carrera política, desde su enfrentamiento con Aznar por la guerra de Irak hasta sus críticas a Zaplana, Rato, los ERE de Andalucía o el reciente escándalo de Ábalos. “Siempre he sido así. No me callo si veo algo injusto. No lo hice en 1987 cuando me enfrenté a un todopoderoso presidente regional condenado por corrupción, y no lo voy a hacer ahora”.
Impacto personal y familiar
Revilla no ocultó que esta situación ha afectado profundamente a su entorno personal. “Mis hijas están muy preocupadas. Incluso han llamado a una de ellas, que trabaja en Sevilla. Mi mujer también está sufriendo. Pero yo no he hecho nada malo. Lo único que he hecho es ser coherente con lo que he sido toda mi vida”.
“Yo no vivo en Abu Dabi. Vivo en Astillero. No tengo cuentas en el extranjero. No he robado nunca. No tengo nada que esconder”, sentenció.
Sin miedo y con la conciencia tranquila
Para Revilla, esta demanda “dice mucho del estado actual de nuestra democracia”. “¿Desde cuándo un Rey demanda a un ciudadano por decir verdades incómodas? Esto no va solo de mí. Va de libertad de expresión. Va de un sistema que protege a los poderosos mientras castiga al que levanta la voz”.
Concluyó asegurando que asumirá las consecuencias “con serenidad y firmeza”, sin intención de avivar el conflicto mediáticamente. “No voy a echar más leña al fuego. De ahora en adelante, hablarán los abogados. Pero que nadie dude: estoy tranquilo, con la conciencia limpia y orgulloso de haber defendido siempre lo que creo justo”.