El tamaño de las explotaciones agrícolas crece un 22,4% en Cantabria, el triple que la media

La región cerró el 2020 con 269.640 ejemplares bovinos y 6.212 explotaciones para este ganado con 398.334 plazas

El tamaño medio de las explotaciones agrícolas aumentó un 22,4 por ciento en 2020 en Cantabria en relación al año anterior, el triple que en el conjunto del país (7,4%), hasta alcanzar las 29,96 hectáreas, frente a las 24,48 de 2019, según datos publicados este miércoles por el Instituto Nacional de Estadística.

El de la región es el cuarto mayor incremento, tras los registrados en País Vasco (+38,4%), Principado de Asturias (+31,1%) y Región de Murcia (+25,2%), todos ellos por encima del dato de España (+7,4%), mientras que los descensos más acusados se anotaron en La Rioja (-12,4%), Andalucía (-2,2%) y Galicia (-1,8%).

Castilla y León, Aragón y Extremadura fueron las comunidades con mayores tamaños medios por explotación en 2020, con 63,02, 53,75 y 43,73 hectáreas, respectivamente. A continuación, se situaron Comunidad Foral de Navarra, Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y Cantabria, todas con valores superiores a la media nacional.

Por su parte, Canarias (4,81 hectáreas), Comunitat Valenciana (5,90) y Galicia (8) presentaron los menores tamaños medios por explotación.

En cuanto a cabezas de ganado, Cantabria cerró el 2020 con 269.640 ejemplares bovinos, seguidos de lejos de 80.444 aves de corral; 34.273 ovinos; 18.748 caprinos; 7.855 conejas y 2.082 porcinos.

Y por ganado estabulado, había 6.212 explotaciones bovinas con 398.334 plazas; 1.057 porcinas con capacidad para 8.100 ejemplares; y 941 de gallinas ponedoras destinadas a 84.766 aves.

DATOS NACIONALES

A nivel nacional, número de explotaciones agrícolas se redujo un 7,6% en 2020 respecto al anterior censo, de 2009, hasta las 914.871 explotaciones, al tiempo que la mano de obra en las explotaciones agrícolas disminuyó un 7,7%.

Por su parte, la Superficie Agrícola Utilizada (SAU) estimada fue de 23,9 millones de hectáreas, con un aumento un 0,7%. Como resultado, la superficie agrícola utilizada (SAU) media por explotación creció un 7,4%, al pasar de 24,56 hectáreas a 26,37.

El mayor incremento entre la SAU destinada a cultivos al aire libre corresponde a los frutales, otros leñosos y olivar, con alzas del 23,8%, 19,8% y 14,4%, respectivamente.

Por el contrario, los de huertos y pastos permanentes se redujeron un 10,5% y un 10,1%, respectivamente. Asimismo, la superficie de cultivo en invernadero creció un 42,1%, alcanzando casi 65.000 hectáreas.

Por su parte, la Orientación Técnico Económica (OTE) que concentró mayor número de explotaciones en 2020 fue la de cultivos leñosos, con 511.762 explotaciones agrícolas, el 55,9% del total, seguida de la de agricultura general, con 162.769 explotaciones (17,8%).

Asimismo, la tierra arable concentró el 48,9% del total de la SAU al aire libre en 2020, mientras que los pastos permanentes supusieron el 31,6% del total y los cultivos leñosos el 19,5%. El olivar fue el cultivo con mayor peso dentro de los leñosos, con el 10,3% del total.

AUMENTAN LAS MUJERES JEFAS DE EXPLOTACIÓN

Por otro lado, el total de jefes de la explotación disminuyó un 7,6% en 2020. El número de mujeres jefas de explotación aumentó un 22% entre 2020 y 2009, representando un 28,6% del total, mientras que el número de hombres jefes de la explotación decreció un 15,8%.

Por su parte, cuando el jefe es distinto del titular, el número de mujeres jefas aumentó un 72,2%, mientras que el de hombres disminuyó un 26,4%. Asimismo, la mano de obra en las explotaciones agrícolas se redujo un 7,7% en 2020 respecto al anterior censo agrario.

La mano de obra del titular bajó un 3,7% y la referida a los familiares del titular un 49,8%. Por el contrario, la mano de obra contratada aumentó un 16,3% y la subcontratada un 13,9%.

En relación a las medidas de desarrollo rural, el 37,6% de las ayudas concedidas en el año 2020 correspondió a zonas con limitaciones naturales.

Se trata de pagos para compensar a los agricultores por la totalidad o una parte de los costes adicionales y las pérdidas de ingresos como consecuencia de las limitaciones que supone la producción agrícola en la zona en cuestión.

Por su parte, un 31,5% de las ayudas estuvo vinculada a agroambiente y clima y un 11,4% a la agricultura ecológica.