La Audiencia Provincial de Cantabria ha suspendido el juicio previsto este martes, 28 de octubre, a las 11.15 horas en la Sección Tercera, contra el acusado de abusar sexualmente de su hija, de diecisiete años, durante el confinamiento, para el que la Fiscalía solicita una pena de prisión de ocho años y medio.
El juicio se ha suspendido después de que la defensa aportara nuevas pruebas, unas conversaciones que supuestamente mantuvieron vía Whatsapp el acusado y la víctima tras los hechos -entre el 15 de septiembre de 2021 y hasta el 25 de enero de 2025-, en las que se refleja la relación "normal y fluida" que mantienen ambos, así como que el padre "la ayuda económicamente".
El magistrado ha admitido la prueba, no sin antes advertir que "podría abocar al acusado a otro procedimiento penal por quebrantamiento de una medida cautelar", al tratarse de "una manifestación evidente proporcionada por el propio acusado", en la que se estaría "vulnerando" la prohibición de acercamiento y comunicación del procesado con su hija.
No obstante, la defensa considera que esas pruebas son "absolutamente necesarias", por lo que ha insistido en admitirlas. De esta forma, el juez ha suspendido el juicio para cotejar las nuevas pruebas, para lo que se ha requerido el teléfono móvil del acusado, y ha señalado que el juicio se celebre entre el 9 y el 12 de diciembre.
DENUNCIA EN JULIO DE 2020
Según el escrito del ministerio público, durante el periodo de confinamiento por la pandemia de la Covid-19, el acusado, "con ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos, realizó de forma reiterada actos de contenido sexual contra la voluntad de la perjudicada".
Así, describe que, en el inicio del confinamiento, encontrándose su hija en el sofá "le realizó tocamientos en sus partes íntimas por encima de la ropa" y seguidamente "le introdujo dedos en la vagina". "Este hecho se repitió al menos en dos ocasiones con la oposición abierta de la menor, que empujaba a su padre", añade.
Además, en el periodo final del confinamiento, el acusado, "al menos en dos ocasiones distintas, se metió en la cama con su hija, le quitó el pijama, se puso un preservativo y la penetró vaginalmente".
La joven, de diecisiete años, presentó denuncia en julio de 2020 y precisó "apoyo psicológico y psiquiátrico por un síndrome compatible con trastorno adaptativo". Además, "presenta un sentimiento de orfandad psicológica que genera actitud defensiva" y sufre como secuela "un estrés postraumático leve".
Para la Fiscalía, los hechos constituyen un delito continuado de abuso sexual --según la legislación vigente en el momento de los hechos-- merecedor de ocho años y medio de prisión, ocho años de libertad vigilada, ocho de alejamiento y prohibición de comunicar con su hija, y 10.000 euros de indemnización por los padecimientos ocasionados a la joven.