El IIIPC acomete dos proyectos de bioarqueología con información de recursos marinos empleados en la prehistoria

El Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), centro mixto Universidad de Cantabria-Gobierno de Cantabria-Santander Universidades, ha puesto en marcha dos proyectos de investigación en el área de la bioarqueología, centrados en la información que proporcionan los recursos marinos empleados en la prehistoria.

Se trata de dos proyectos que, tras ser evaluados con una alta calificación, no pudieron ser financiados por la convocatoria de 'Proyectos de I+D+i' del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2017-2020 y, que, por su importancia, la Universidad de Cantabria (UC) ha decidido apoyar a través de la convocatoria de 'Proyectos-Puente 2021', financiada por la Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, ha informado hoy la institución académica.

El primero de los proyectos estará dirigido por el profesor de la UC, Igor Gutiérrez Zugasti, que lleva más de una década investigando en reconstrucción del clima y medio ambiente en relación con las estrategias de subsistencia del Mesolítico en las sociedades costeras.

El proyecto pretende profundizar en los patrones de movilidad y asentamiento de las poblaciones que habitaron en el Cantábrico durante el Mesolítico a partir del estudio de la cueva de La Chora, situada en San Pantaleón de Aras (Voto).

Para ello, se han trazado dos objetivos principales. Por una parte, identificar las diferentes zonas de actividad humana en la cavidad a través del análisis espacial de los materiales arqueológicos hallados en el yacimiento, para determinar cómo organizaban el espacio estos grupos humanos.

Por otra, la investigación tratará de realizar una reconstrucción del medio ambiente en el entorno del yacimiento durante el Mesolítico a través de la creación de modelos predictivos de minerales, fauna y flora, que permitirán establecer la abundancia y distribución de alimentos y otras materias primas en el medio y así poder relacionar esa abundancia con la aparición de esos mismos recursos en la cueva de La Chora.

El análisis de la distribución de los recursos en el territorio será clave para determinar cómo y por qué zonas del valle del Asón se movían los grupos humanos que ocuparon la cavidad, proporcionando información sobre sus patrones de movilidad.

El segundo de los proyectos estará dirigido por el profesor de la UC, David Cuenca Solana, especialista en análisis funcional y que, desde hace unos años, está comenzado a aplicar esta metodología al estudio de los ornamentos personales prehistóricos.

La investigación que ahora aborda está orientada a estudiar el sentido social e identitario de los ornamentos personales, único elemento que permanece tras las grandes transformaciones acaecidas en el mundo simbólico de los cazadores-recolectores del final del Paleolítico superior e inicios del Mesolítico en la región cantábrica.

Un periodo en el que desaparecen casi por completo las representaciones gráficas de carácter mobiliar y parietal, haciendo que un análisis en profundidad de los ornamentos personales sea esencial para averiguar las claves de su continuidad y, asimismo, de la desaparición de otras tradiciones ligadas a la esfera ideológica de este periodo.

Entre los objetivos de este proyecto está crear una colección experimental de referencia de huellas de uso sobre ornamentos personales de diferentes materias primas (conchas, dientes, huesos y elementos líticos) y realizados mediante diferentes técnicas de manufactura, que posteriormente permita llevar a cabo un análisis detallado acerca de cómo fueron usados estos objetos durante la prehistoria.

En segunda instancia, esta investigación se focalizará en establecer una aproximación a la significación social de estos objetos para estos grupos humanos, de la mano de una metodología interdisciplinar que combinará el uso de sistemas de información geográfica (GIS) y el análisis de redes sociales (SNA).

Ambos proyectos, son el inicio de unas investigaciones mucho más prolongadas en el tiempo, pero que abordan ahora su desarrollo inicial, de 12 meses, gracias a esta convocatoria.