La contaminación del aire cae un 56% en Cantabria, según Ecologistas en Acción

Ecologistas en Acción Cantabria cifra en un 56 por ciento la reducción de los niveles de contaminación atmosférica por dióxido de nitrógeno (NO2) en la comunidad autónoma desde el inicio del estado de alarma, del 14 de marzo al 30 de abril.

Así figura en el informe 'Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España', elaborado por la organización que analiza los datos oficiales de dióxido de nitrógeno recogidos en 129 estaciones de medición, siete de ellas en Cantabria, durante los meses de marzo y abril de 2020 y de los diez años anteriores.

Según sus conclusiones, desde la declaración del estado de alarma se ha producido una "reducción drástica", del 56%, de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las dos principales comarcas de Cantabria: la Bahía de Santander y la Cuenca del Besaya, respecto a los habituales en estas fechas durante la última década.

En el caso de la Bahía de Santander, el descenso de los niveles de contaminación es de un 56% de media entre sus cuatro estaciones de medición, siendo la reducción del 40% en la estación de tráfico de Santander Centro, que es la que habitualmente alcanza niveles más elevados de este contaminante.

De acuerdo con el informe, la mejora de la calidad del aire está siendo general, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas, al igual que son generales las medidas de limitación de la circulación adoptadas.

Tampoco se aprecian diferencias significativas entre las diversas prórrogas del estado de alarma, en las que se han aplicado restricciones de diversa intensidad, si bien la caída de la contaminación ha sido algo superior en el promedio del mes de abril (58%) que en la segunda quincena de marzo (55%).

Los niveles de NO2 registrados durante el estado de alarma son los "más bajos" para los meses de marzo y abril de la última década en las dos comarcas analizadas, según EA.

Además, se mantienen "muy por debajo del valor límite legal en la UE y España, y de la guía anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando en las estaciones de tráfico dicho umbral se supera frecuentemente, especialmente en marzo.

Por su parte, la mejora de los niveles de NO2 registrados en la estación de medición de Santander Centro (la que recoge la incidencia del tráfico motorizado) ha sido del 33% durante marzo y del 40% en el cómputo de marzo-abril, "muy por encima" de la mejora de la media de estaciones de este tipo, debido, según Ecologistas, a su "mala ubicación" junto a una de las salidas de humos de la estación de autobuses de Santander.

Las precipitaciones y la inestabilidad atmosférica predominantes durante la primavera también han contribuido "de manera importante" a mejorar la calidad general del aire, aunque el mes de abril no haya sido especialmente lluvioso desde que se tienen registros.

Para Ecologistas en Acción, la crisis de la COVID-19 demuestra que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad "son la mejor herramienta" para rebajar la contaminación del aire en las ciudades, aún teniendo en cuenta la excepcionalidad de la situación extrema que se está viviendo.

A su juicio, esta "dramática situación" creada por la COVID-19 viene a corroborar que la reducción del tráfico motorizado en las ciudades tiene "claros efectos" en la disminución de la contaminación, algo que a su vez supone una "importante mejora" de la salud pública.

Por ello, para la desescalada propone mantener buenas prácticas como la compra de proximidad, el teletrabajo voluntario, la administración electrónica o el escalonamiento de horarios laborales.

De manera inmediata, añade la organización, debe potenciarse la movilidad activa peatonal y ciclista, cediendo más espacio para estos medios y estableciendo el límite de velocidad urbana en 30 kilómetros por hora. Además, considera que debe garantizarse la viabilidad del transporte urbano con una ley de financiación.

Para Ecologistas, una vez superada la crisis, debería acelerarse la implantación en las ciudades de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) "muy ambiciosas". A su juicio, se debería reubicar la estación de medición de Santander Centro orientada al tráfico en otro emplazamiento, preferiblemente en el área del oeste de Castilla-Hermida o las rotondas de La Marga- Valdecilla Sur.

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