Dos de los acusados por venta de cocaína en Santander y Comillas aceptan tres años de cárcel

Les retiran la imputación por pertenencia a grupo criminal y rebajan un año la pena por tráfico de drogas y los otros dos niegan los hechos

Dos de los acusados por venta de cocaína en Santander, alrededores y Comillas, pertenencia a grupo criminal, tenencia ilícita de armas y blanqueo de capitales, han reconocido los hechos que les imputan en el juicio contra ellos, en el que los otros dos procesados los han negado.

En consecuencia, el fiscal ha modificado su escrito y se ha llegado a un acuerdo con los dos primeros, a los que se ha retirado la acusación por pertenencia a organización y se ha rebajado a tres la pena por tráfico de drogas. Y deberán pagar 40.000 y 2.500 euros de multa.

En la vista, que se celebra este martes y miércoles en la Sección Tercera de la Audiencia de Cantabria, han declarado además los otros dos imputados, uno de los cuales ha dicho que "jamás" ha vendido drogas a terceros.

Y el otro ha justificado el dinero en efectivo hallado en el registro domiciliario cuando fue detenido: 159.710 euros, según la Fiscalía, del grupo y que poseía él "para proceder a su lavado a través de justificaciones que realizaba en la venta de vehículos".

Pero él ha dicho que provenían de su labor como intermediario en la compraventa de vehículos y de obras y "chapuzas" que hacía al margen de su profesión como camionero, pues trabajaba "desde muy joven". "Eran todos mis ahorros", ha señalado este procesado, que se enfrenta a nueve años de cárcel y 300.000 euros.

El otro implicado que ha negado su participación en los ilícitos investigados no ve nada "malo" en acciones suyas -como desplazamientos para breves encuentros- que fueron objeto de vigilancia policial.

En el momento del arresto guardaba en su vivienda cocaína, según la Fiscalía, que le acusa por tráfico de drogas, pertenencia a grupo criminal y tenencia ilícita de armas, delitos por los que reclama siete años de prisión y 40.000 euros de multa.

Y para los otros dos encausados que han admitido lo ocurrido, solicita cinco años de cárcel y 2.500 euros de multa -al propietario de un pub de Comillas por tráfico de drogas y pertenencia a grupo criminal- y la misma pena de prisión al cuarto involucrado por los mismos delitos.

Uno de estos últimos ha relatado que en julio de 2020 se auto llamó a su propio teléfono porque sabía que estaba intervenido, y así se lo comunicó a la Policía en esa conversación. Según ha indicado, se lo había dicho "personalmente" otro procesado, uno de los que no ha reconocido los hechos, y que ha negado esta versión.

Y a preguntas de su abogado ha señalado que es consumidor de sustancias estupefacientes desde hace "veinte años", cuando empezó con consumos "esporádicos", mientras que en la actualidad está en proceso de desintoxicación. Así, la droga "forma parte de mi pasado, no de mi presente ni de mi futuro", ha remachado.

El otro procesado que ha confesado su involucración en lo sucedido ha manifestado igualmente que cuando sucedieron los hechos consumía de forma habitual cocaína y cannabis, en tanto que ahora también está en tratamiento para dejar su adicción, en concreto desde el pasado enero.

Según el escrito del fiscal, los cuatro acusados "tienen un mismo perfil: son personas que poseen un alto nivel de vida en sus viviendas, vehículos de lujo, etcétera, sin poseer ninguno actividad laboral para permitirse dicho nivel de vida".

YO NO SABÍA NADA DE TELÉFONOS PINCHADOS

El procesado al que hallaron droga en el registro de su casa ha asegurado que él no sabía "nada de teléfonos pinchados", desmintiendo así la versión del primero que ha declarado. "Una cosa es lo que él diga y otra cosa es lo que sea", ha zanjado. También ha negado que distribuyera drogas a terceros para su venta o que presenciara "nada raro" al respecto.

Sobre los seguimientos de los agentes, y a propósito de algunas de esas vigilancias -como desplazarse de Santander a Comillas, Suances o Anero para verse con personas unos minutos- ha dicho no acordarse por el tiempo transcurrido o ha justificado esas breves entrevistas porque había quedado por piezas o recambios de los coches que adquiría y arreglaba para vender, pero "para nada" por asuntos de drogas.

También ha justificado el regreso casi inmediato tras uno de esos desplazamiento por "el tema del Covid", pues había "mucha gente" en el pub de Comillas al que había ido y evitaba lugares donde hubiera "tumulto". Otra vez que regresó a la media hora, ha explicado que se tomó "una copa" y se marchó. "No veo qué hay de malo en eso".

Y en relación con las tres vueltas que un día dio en la rotonda de Corbán, según el fiscal porque se había dado cuenta de que le seguía la Policía cuando se dirigía de Santander a Torrelavega, ha señalado que "estaba probando el coche" pues había tenido un accidente.

Y a propósito de un encuentro objeto igualmente de vigilancia con el otro procesado que tampoco ha reconocido los hechos, ha indicado que quedaron porque hacía mucho que no se veían, que le acompañó al banco y luego a su casa, tras lo que regresó a la suya para volver a verse más tarde, algo que le parece "raro" al fiscal.

De todos modos, al exhibirle fotos tomadas ese día por los agentes y a petición de una de las defensas, ha negado que sea él, su coche o el otro investigado, "para nada".

Finalmente, sobre la entrada en su casa para el registro y arresto, ha opinado que su actitud fue "en todo momento" de colaboración, pero "no puedo colaborar cuando no me dedico a lo que están buscando".

ES UN DESPERDICIO GASTAR EL DINERO EN COSAS CARAS

También ha defendido su acción colaboradora el otro acusado, que ha señalado que los agentes se dirigieron a él "todo el rato" por "cocaína".

Igualmente, se dedicaba a la compraventa de coches, más de 130 en total, obteniendo por cada operación una media de 2.500 euros de beneficio que siempre cobraba "en efectivo". Negocio al que ahora se dedica pero de manera "profesional".

Ha indicado que vive con su madre, que paga los gastos de la casa y le daba el dinero -400 euros- de la pensión de alimentos que pasaba su padre. Y tras detallar que tiene un Peugeot 206 de su hermano desde que sacó el carné, ha negado irse de vacaciones o poseer motos de agua, ropa cara o joyas: "Es un desperdicio gastar el dinero en eso".

Este encausado ha rechazado conocer a los dos que han aceptado los hechos o tener contacto con ellos, solo al que como él ha negado las imputaciones, con quien mantiene una amistad desde hace tiempo.

Precisamente, la única actuación en el expediente policial contra él es el día que quedaron porque hacía tiempo que no se veían y le acompañó al banco y llevó a casa. Antes de eso habían coincidido meses atrás en un cumpleaños y después no se han visto "mucho más".

Ha asegurado que "nunca" le manifestó sospechas de que le investigara la Policía así como que ambos tuvieran una relación profesional o mercantil, agregando que "jamás" le dio o dejó en depósito dinero. "Eso estaría fuera de todo lugar", ha sentenciado.

Lo que sí ha reconocido es haber consumido sustancias como hachís o marihuana, de las que se hallaron varios gramos en el registro domiciliario.

Para finalizar, en la primera sesión de la vista ha declarado un perito que previamente, y hasta que se percató el fiscal de su presencia, había estado siguiendo la sesión y escuchado la mayor parte el interrogatorio a los acusados, por lo que el tribunal se reserva la valoración de esta prueba toda vez que puede "enturbiar y contaminar" el resto.

Este vigilante de aduanas se ha ratificado en su informe sobre la actividad económica del acusado de blanqueo, en el que concluyó que había "una fuente desconocida de ingresos" pues los suyos eran "bastante modestos" para las compras que hacía.