El acusado de abusar de dos menores sobrinas de su mujer lo niega: "Esta situación me parece surrealista"

Las niñas, que declaran a puerta cerrada, se ratifican en la denuncia

El hombre acusado de abusar sexualmente de dos niñas menores, sobrinas de su mujer, ha negado este martes los hechos y se ha declarado "totalmente inocente" en el juicio contra él, en el que ha manifestado que esta situación le "parece surrealista".

"Todo esto me sobrepasa", ha expresado el procesado ante el tribunal una vez practicada la vista oral, en la que también han prestado declaración, a puerta cerrada, las víctimas, que se han ratificado en la denuncia, y que han corroborado sus padres.

El implicado, que se enfrenta a una pena total de once años de cárcel que ha mantenido para él la fiscal por dos delitos continuados de abuso sexual, ha asegurado que "nunca" tuvo comportamientos inadecuados o hizo tocamientos a las pequeñas, con las que coincidía en reuniones familiares, como la Navidad, y que entonces tenían entre siete y diez años una y ocho y once la otra.

Según el ministerio público, "al menos" de 2013 a 2016 y "aprovechando la confianza derivada del parentesco", el acusado permitía durante las celebraciones navideñas que las menores jugaran con su teléfono móvil en el suelo del salón y, cuando "se recostaban" sobre él y, "bajo la apariencia de darles un masaje, restregaba sus genitales sobre el cuerpo de las niñas, siembre sin quitarse la ropa".

Según el escrito de la Fiscalía, en una ocasión, una noche en la cocina de la vivienda, llegó a tocar los genitales de una de ellas, que entonces tenía siete u ocho años. Y además, como han testificado los progenitores de las víctimas, les enseñaba fotos y vídeos de gente desnuda.

NUNCA ESTUVO A SOLAS CON ELLAS

En el plenario, desarrollado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, el hombre ha negado que coincidiera "a solas" con las menores después de comer, ya que en la sobremesa había "mucha gente" y había "trasiego" por la casa, y "siempre" estaba su mujer con él y más miembros de la familia en el salón.

"Estábamos todos", ha zanjado, antes de admitir que "ocasionalmente" las menores podían sentarse en su regazo, pero "nunca" si la presencia de terceros.

Y tras indicar que desde la cocina al salón "hay cuatro segundos andando", que la puerta está "abierta a la calle" y que por los cristales se puede "ver" lo que pasa dentro, el implicado se ha referido a su volumen -"ciento y pico kilos"- para cuestionar que pudiera tumbarse sobre las pequeñas.

"Estarían tetrapléjicas. Mire el peso que tengo yo", ha expresado a preguntas de la Fiscalía. "Igual ni me levanto", ha respondido al ser cuestionado por su abogado, que ha ratificado la petición de libe absolución. También ha negado que tuviera juegos en el móvil, pues lo usa para trabajar (en un juzgado, y es licenciado en Derecho).

Y mientras ha calificado de "fantástica" su relación con las pequeñas -"me abrazaban, estaban conmigo", ha ilustrado-, ha aludido a problemas con sus cuñados por supuestas subvenciones y cobros de rentas por tierras y propiedades que también estaban a nombre de su mujer, pero por las que no percibía "un euro" y les estaba "trayendo problemas" con Hacienda al hacer la declaración de la renta.

Este asunto motivó, según su versión, una reunión "bastante tensa" en enero de 2019 y una posterior "situación desagradable", puesta tenía "la sensación de que se estaban riendo" de su mujer y de él. Por eso, ha explicado, dejó de acudir a encuentros en el domicilio familiar -sí coincidió en otros lugares- hasta Navidad, cuando salió a relucir el "tema de tocamientos", y ese día los padres denunciaron los hechos.

El acusado ha precisado al respecto que fue después de comer, cuando estaba "sentado con todos" y "adormilado", y empezó a oír "voces". A petición de su mujer se fue del domicilio y por mandato posterior de ella regresó después, y al conocer las acusaciones -en el garaje- se quedó "en shock y muy tranquilo" también.

PADRES DE LAS MENORES

En el juicio, junto a las menores -a puerta cerrada- han testificado sus padres, que han corroborado los hechos denunciados. Una de las madres ha explicado que un día, a finales de octubre de 2019, su hija la llamó para que fuera a su habitación y, al ir a contarle qué pasaba, empezó a "agobiarse" y a "llorar".

"Yo nunca la había visto así. Jamás", ha manifestado. Cuando se calmó, la pequeña le preguntó si el acusado iba a ir a casa esa Navidad y entonces la mujer le cuestionó si la había "tocado alguna vez", tras lo cual empezó otra vez a "llorar desconsoladamente". Después, cuando la consiguió "tranquilizar", le contó lo que les había ocurrido a ella y a su prima, desde entonces "no ha hablado jamás del tema. Para nada".

Esa noche lo supo también el padre, que coincidió con su esposa en que había que denunciarlo. Pero la menor "lo único" que les pedía a ambos es que no se lo dijeran "a nadie" hasta que ella pudiera "ponerse delante" del acusado y "enfrentarse a él". Y cuando llegó ese momento, el día de Navidad, le espetó: "Tu te crees muy listo, ¿no?", y a continuación "se derrumbó y se puso a llorar", al igual que su prima.

Los progenitores consideraron entonces, cuando se enteraron de lo que había pasado, que si fallaban en ese momento a su hija y no respetaban "su voluntad", no volvería a confiar en ellos, por lo que accedieron a su pretensión. Así, "esos dos meses fueron horribles", ha confesado la madre.

Ha añadido a preguntas de las partes que hasta entonces no había notado "nada" raro, extraño o sospechoso en su hija, que está en tratamiento psicológico desde que denunció lo sucedido e incluso ha tenido dos tentativas de suicidio, según han revelado los profesionales que la atienden.

El padre de la otra pequeña, que se enteró de los hechos tras la comida navideña, ha "hablado muy poco" del asunto con su hija, que no respondía a preguntas que le hacían al ser una cuestión "delicada". "Creo que la da vergüenza", ha opinado "Ella lo lleva por dentro", ha apuntado, para indicar que está "más o menos bien".

Y la madre de esta última, que fue "la última" en enterarse, no apreció "sorpresa de ningún tipo" en el acusado cuando le incriminaron. También ha indicado que su hija es "mas introvertida" y "completamente diferente" a la prima, pues "no nos quiere hacer sufrir. Prefiere tragárselo ella".

La prueba testifical ha incluido a la pareja sentimental, desde hace 25 años, del acusado, con el que tiene un hijo de nueve, y que ha aludido al igual que él al "problema" por propiedades familiares, por el que hubo una "discusión" y surgió una "enemistad", pese a lo cual fueron un día a la nieve con una de las menores.

Esta mujer, que también es tía de las niñas, ha dicho no recordar "ningún momento" en el que el procesado estuviera "a solas" con las pequeñas en la casa, y ha afirmado igualmente que "siempre estaba con él". "Yo no me creo eso de mi pareja", ha sentenciado.

El último de los testigos, hermano del implicado, ha subrayado la "muy buena" relación que tiene con él -según ha dicho son "uña y carne"- y le ha definido como "afable en el ámbito familiar".

CREDIBILIDAD

Las trabajadoras sociales que atendieron a las pequeñas han subrayado la credibilidad de su testimonio -de 14 elementos sobre 19 en una de ellas y de 9 en la otra, número a partir del cual se considera creíble- así como la validez del informe realizado, que ha cuestionado una perito propuesta por la defensa.

Pero ambas profesionales han subrayado las "coincidencias" en las versiones de las víctimas, que relatan hechos "semejantes", y descartan la "fabulación". También ven "lógico" o "esperado" el que tarden en denunciar, pues la falta de conocimiento o madurez puede producir "confusión". "Es muy habitual que se minimice (el problema) cuando hay un conflicto de lealtades dentro de la propia familia".

Las partes han elevado a definitivas sus conclusiones y el juicio ha quedado visto para sentencia.