Cada año, no solo los docentes esperan impacientes las sorpresas que nos trae el nuevo Calendario Escolar. Los más buscados: festivos, periodos vacacionales, puentes o acueductos. También se presta suma atención a su situación estratégica para programar escapadas o visitas más o menos obligadas a parientes o amigos que continúan en lista de espera y que tal vez tampoco durante este curso serán visitados. Más o menos satisfechos por la disposición de esos descansos que luego más tarde aprovecharemos o tal vez derrochemos, nos disponemos a contar minuciosamente los periodos lectivos que ya importan más desde una esfera que tiene menos relación con la devoción y más con la obligación. El nuevo calendario escolar no se ha librado este año, una vez más, de las críticas de quienes forman parte de la comunidad educativa. Acabar con la semana de vacaciones que sucede a los días de Semana Santa y dejar a un lado la fiesta de Carnaval, no ha gustado a muchos. Desconozco cómo está progresando el Pacto Nacional para la Educación y si está dando frutos para mejorar el sistema educativo de nuestro país. Del nuevo Plan que espero sea consensuado por todas las fuerzas políticas, los agentes educativos y miembros de la comunidad educativa; partirán las nuevas estrategias metodológicas, las áreas de contenidos y la disposición del currículum que se impartirán a lo largo de las distintas etapas educativas. Cantabria se ha adelantado, ha querido ser precursora en cuanto a periodos lectivos se refiere. No olvido tampoco la proposición no de ley aprobada por el pleno del Parlamento relativa a los Deberes o tareas que los escolares se llevan para casa. En ambos casos nos hemos adelantado y hemos improvisado. El principio básico que debieran seguir los responsables en materia de educación es garantizar la estabilidad y continuidad de las decisiones tomadas. Solo así se logran alcanzar los objetivos que nos planteemos. La idea de que los periodos lectivos sean bimestrales con una semana de descanso entre los mismos me parece muy acertada. Por ello debemos olvidarnos de las vacaciones sometidas a otro calendario distinto, el eclesiástico. Desde el punto de vista educativo, mantener en el tiempo esta distribución temporal sería valioso para el desarrollo del alumnado. Este curso se experimentó también con la introducción de dos evaluaciones que a mi juicio no han aportado nada positivo para alumnos, familias o docentes. La evaluación del progreso académico es continua y las familias pueden solicitar información en cualquier momento. Las reuniones que los profesores mantienen con los padres de alumnos son para eso; informar del progreso académico de sus hijos, intercambiar observaciones en cuanto a su actitud y valorar la necesidad de llevar a cabo medidas tanto en el centro educativo como en el ámbito familiar. Por lo tanto, esas dos evaluaciones extra, no tienen mucha razón de ser. Al inicio de curso, e incluso antes, todos los docentes realizan una programación de los contenidos que van a tratar a lo largo de los distintos periodos lectivos. A veces tienen que hacer auténticos malabares para poder impartir todos los que recoge el Currículum, aún más cuando los periodos lectivos varían siendo unos más largos y otros más cortos. Por lo tanto, los docentes debieran exigir un currículum menos extenso y más flexible, además de unos periodos estables en los que poder realizar una temporalización realista y beneficiosa para su alumnado. En cuanto a la conciliación familiar solo pediría que no se apuntase a la escuela como responsable de no llevarse a cabo. La conciliación familiar debe abordarse en un principio dentro de una reforma laboral que decida sobre nuevos horarios y que disponga medidas para que las familias puedan dedicar más tiempo a los suyos. Los distintos ayuntamientos también deben empezar a tener una perspectiva que abra nuevos espacios para la cultura y el ocio tanto de los más pequeños como de los adultos. Para ello se necesitan instalaciones y dinámicas para su aprovechamiento. Las semanas de descanso que nos brinda el nuevo Calendario Escolar son idóneas para promover otros aspectos que también son educativos. Voy a poner unos ejemplos: jornadas de teatro, talleres de lectura, cuentacuentos, actividades plásticas y artísticas, disfrute del medio ambiente con rutas por la montaña e incluso huertos ecológicos… Todas estas iniciativas serían muy bien acogidas por nuestros jóvenes y servirían para aprovechar esas semanas de descanso con actividades más lúdicas. En resumen y para concluir. Los cambios son buenos pero la continua experimentación con estos cambios tiene poco valor ya que en lo que tiene que ver con la Educación; la continuidad, la coherencia y la estabilidad, son imprescindibles. Dan Menéndez.
Diseño de una nueva educación frente al diseño de otro calendario escolar
El principio básico que debieran seguir los responsables en materia de educación es garantizar la estabilidad y continuidad de las decisiones tomadas. Solo así se logran alcanzar los objetivos que nos planteemos.