Voluntarios de Cruz Roja recogen 62 kilos de 'basuraleza' en la playa de Valdearenas

Voluntarios ambientales de Cruz Roja Cantabria han recogido este jueves 62 kilos de 'basuraleza' en la playa de Valdearenas, en Piélagos.

Esta actividad se ha enmarcado dentro del Proyecto LIBERA, nacido en el año 2017 de la mano de SEO/BirdLife, en alianza con Ecoembes y en colaboración con Cruz Roja Española, para frenar las consecuencias de la basura abandonada en los espacios naturales en los diferentes ecosistemas españoles.

A través de esta iniciativa se busca movilizar a la ciudadanía para mantener los espacios naturales libres de basura trabajar en favor de la biodiversidad.

El biólogo y técnico de Medio Ambiente en Cruz Roja Cantabria, José Cacho, ha incidido en que estas jornadas de educación ambiental tienen como objetivo concienciar y sensibilizar no solo a los voluntarios sino a la sociedad en general de la importancia de no tirar residuos al medio natural, y en este caso, al medio marino.

Como ejemplo se ha referido a los envases de comida, colillas, tapones, plásticos, trozos de redes o cuerdas que se pueden encontrar en playas como la Valdearenas y que forman parte de esos restos de origen antrópico, es decir, que proceden de la acción del hombre, y que bien de manera activa o pasiva aparecen en el medio natural, aunque no forman de él, y se conocen como 'basuraleza'.

Respecto a otros residuos también habituales en los entornos costeros, como los bastoncillos, Cacho ha explicado que llegan a las playas y al mar a través de las aguas residuales.

"Cuando los tiramos en nuestro inodoro y no en la papelera, como debiéramos hacer, al accionar la cadena, pasan al sistema de alcantarillado y, si no hay buena ETAP o EDAR que pueda filtrar esos residuos, acaban en el río y de ahí al mar", ha explicado el biólogo.

"LA BASURA QUE NO VEMOS"

Ha recordado que existen estudios científicos que avalan la existencia de bioacumulación de microplásticos en la fauna que consume el ser humano, sobre todo en especies piscícolas como, por ejemplo, el bocarte o el atún.

"Hay que tener cuidado", ha advertido el técnico de Medio Ambiente de Cruz Roja, quien ha hecho hincapié en que "el problema no es tanto la basura que vemos como aquella que no vemos, entre ella, los microplásticos".

Cacho ha incidido en que, al final, el plástico grande, como una botella, por la acción físico-química se va degradando, convirtiéndose en partículas cada vez más pequeñas. Eso es lo que "entra en la cadena trófica y, al final, acaba en nuestro sistema digestivo y en nosotros mismos".