Ecologistas alertan de la "peligrosidad" de la intervención prevista en el Saja, en Terán de Cabuérniga

Labores de limpieza de la CHC del río Saja, en Terán de Cabuérniga. Archivo

Expertos en riesgos de inundaciones han alertado de la "peligrosidad" de las intervenciones previstas en el río Saja, en la zona de Terán de Cabuérniga, según ha informado Ecologistas en Acción (EA).

La organización ha recordado en nota de prensa que el pasado mes de abril la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) sacó a licitación el proyecto denominado 'Obras de restauración de márgenes del río Saja en los núcleos de Renedo y Terán de Cabuérniga', con un coste de 529.109,2 euros.

Una valoración del proyecto e informes previos realizados por Guillermina Garzón, profesora de Geomorfología Fluvial de la Universidad Complutense de Madrid, advierte de que "lejos de resolver el problema de inundación de Villanueva de Terán, las actuaciones previstas aumentarán los daños producidos por las avenidas".

Según EA, la construcción de escolleras prevista en este tramo incrementará el nivel y la velocidad de las aguas y su capacidad destructiva en momentos de crecida, y agravará "de forma significativa" los riesgos de daños por inundación.

Una solución alternativa, según la organización, sería la construcción de defensas alejadas del cauce en aquellos puntos en que una posible avenida ponga en peligro zonas urbanas vulnerables, pero respetando que las llanura inundables son espacios acondicionados por el río como amortiguación de sus propias avenidas.

Ecologistas en Acción explica que el proyecto "no ha tenido en cuenta" además que, aguas abajo de este punto el río Saja, se encuentra confinado en su margen derecha por laderas en rocas calcáreas que limitan su movilidad.

"El descalzado de la base de la ladera por la corriente conlleva un riesgo muy real de corrimiento de tierras, como el producido a pocos metros del Pozo Colorado en la década de los 90", añade EA, que sostiene que "el deslizamiento de tierras que cortó la carretera en Ruente en 2019 ejemplifica igualmente el riesgo nada hipotético existente".

A su juicio, empujar el río hacia la ladera, aumentando la velocidad y concentrando la energía fluvial, podría desestabilizar la ladera y provocar un nuevo argayo de mayor magnitud, con grave riesgo de represamiento de las aguas y consecuencias potencialmente catastróficas.

Según la experta, los conocimientos actuales sobre dinámica fluvial han llevado a un amplio consenso técnico de que la gestión de inundaciones requiere dejar espacio al río para que pueda retomar su sinuosidad de autoajuste natural, evitando o retranqueando la construcción de malecones.

"Salvo en casos de daños específicos insalvables, el uso de este tipo de defensas debería restringirse a los bordes del corredor de ribera", señala.

Para Garzón, una gestión correcta de los riesgos de inundación requiere asimismo mantener el corredor de ribera como franja de amortiguación de los desbordamientos, así como sus vías preferentes de desagüe.

"El ejemplo de lo ocurrido en la avenida de 2019 debe servir para revisar los planes de defensa para la zona que estaban ya aprobados, ya que es previsible que aumente la recurrencia de inundaciones de esta magnitud", agrega.

Por todo ello, Ecologistas en Acción Cantabria ha trasladado este análisis elaborado por Guillermina Garzón a la CHC y al ayuntamiento, y ha solicitado el replanteamiento del proyecto y la adaptación de las intervenciones previstas a las directrices sobre zonas inundables de los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación de la propia Confederación.

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