La directora de Altamira analiza mañana en el Ciclo de Puente Viesgo el arte rupestre descubierto en Paraguay

Pilar Fatás, directora de Altamira

El ciclo de conferencias sobre Prehistoria de Puente Viesgo revisará este miércoles, 26 de agosto, el arte rupestre de Paraguay, uno de los países de Sudamérica con mayor patrimonio de manifestaciones artísticas e industria lítica de la prehistoria, en una conferencia que será impartida por Pilar Fatás, directora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, a partir de las 19,30 horas, en el ayuntamiento de la localidad.

La conferencia de Fatás es la octava organizada este verano por la Sociedad de Amigos de las Cuevas del Castillo en la trigésima edición del Ciclo de Puente Viesgo, que este año está dedicado a todos los conferenciantes que han participado en él en su dilatada trayectoria.

Fatás sucede en el calendario de las charlas sobre prehistoria de este año al prehistoriador Pablo Arias, que analizó el comportamiento o los hábitos funerarios en el Paleolítico y en el Mesolítico según los restos arqueológicos vinculados a enterramientos que se han localizado hasta ahora.

Arias subrayó "la importancia del comportamiento funerario de nuestros antepasados porque nos da mucha información sobre los vivos, sus pensamientos y la organización de su sociedad", tras matizar que el origen de estos hábitos funerarios humanos se sitúan en la época de los neandertales, ha informado la entidad organizadora del ciclo en nota de prensa.

"En el Paleolítico Superior (entre 40.000 y 12.000 ó 10.000 años de antigüedad) se han encontrado algunos enterramientos múltiples y con ajuar pero son escasos y parecen más un fenómeno excepcional", aclaró el ponente.

En Cantabria la referencia funeraria más antigua "parece ser un molde de un enterramiento" en la cueva de Morín en Villaescusa, "aunque no está demostrado científicamente e implica una revisión de los métodos actuales".

Arias agregó que los enterramientos ya se hicieron más comunes en la época posterior del Mesolítico, período al que se adjudica más de un millar de ellos hallados hasta ahora, algunos de ellos en la Península Ibérica, especialmente en el Cantábrico y en el centro y sur de Portugal.

Estos enterramientos datados entre el Paleolítico y el Mesolítico "eran inhumaciones primarias individuales, normalmente tumbados de espalda" puntualizó el conferenciante, que agregó que "lo habitual es que fueran enterrados junto con objetos de uso cotidiano (adornos, armas o instrumentos), aunque del final del Mesolítico ya se han encontrado muchas más tumbas e incluso agrupaciones de ellas con ajuar".

NUEVO COMPORTAMIENTO FUNERARIO EN EL MESOLÍTICO

"Ya en el Mesolítico se observa un cambio en el comportamiento funerario" subrayó Arias, tras citar algunos ejemplos destacados de enterramientos mesolíticos como el de Vedbaek (Dinamarca), La Vergne (Francia), Puerta de Hierro (entre Serbia y Rumanía), el de Lepenski en Serbia (un enterramiento ya con esculturas añadidas) o la tumba de la cueva de Los Azules en Asturias, con más 11.000 años de antigüedad (9.000 años A.C.)

Pablo Arias recordó que en la cueva de Truchino, junto a La Garma en Ribamontán al Monte, se ha descubierto un enterramiento de hace casi 8.000 años (5.700 años A.C) de una mujer apoyada sobre una corteza de roble a modo de sudario y con un ajuar compuesto de caninos de ciervo y tres grandes conchas de berberecho.

De una antigüedad similar son también los restos arqueológicos de enterramientos de cuevas próximas a Cantabria como los encontrados en Asturias en Colombres o en la cueva de Canes (Cabrales), este último con una persona que yace con las rodillas flexionadas.

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