El autor confeso del crimen machista "sabía lo que hacía" cuando apuñaló a su pareja

Después de la agresión, fue a comisaría "tranquilo" y "apesadumbrado" a confesar que había hecho "una cosa muy mala"
Autor confeso crimen machista de Laredo
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El autor confeso del crimen machista de Laredo "sabía lo que hacía" cuando en la madrugada del 3 de enero de 2019 apuñaló a su pareja, horas después de haber dejado la relación.

Así lo han señalado tanto los forenses que examinaron al acusado por este delito de violencia de género -el primero de ese año en España- como los agentes que estaban en comisaría cuando se entregó y confesó lo sucedido. "No dio tiempo ni a buscarle", ha indicado uno.

"Él era consciente de lo que estaba haciendo", han coincidido los peritos, que también practicaron la autopsia a la víctima. Murió poco después de la agresión, desangrada tras recibir un total de 29 puñaladas por todo el cuerpo.

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Por su parte, los efectivos policiales han señalado que el implicado estaba "tranquilo" y "apesadumbrado" cuando les manifestó que había hecho "una cosa muy mala". Y a unos y otros, justificó lo sucedido porque se sentía "humillado" por quien hasta entonces y desde hacía unos dos años había sido su compañera sentimental.

Estos testigos han declarado este miércoles en la segunda sesión del juicio, que se celebra con jurado en la Audiencia Provincial de Cantabria, y en la que también se ha iniciado la prueba pericial.

El fiscal pide 28 años de cárcel al procesado por acabar con la vida de su ex, tras seguirla a su casa con un cuchillo que cogió del bar donde habían coincidido. Dos compañeras de piso intentaron, en vano, frenar la agresión, que consumó con otro cuchillo que halló en la cocina y que el autor confeso achacó a que estaba "ido" y perdió "completamente la cabeza".

Sin embargo, los expertos que entrevistaron al acusado, natural de Ecuador y de 29 años, concluyeron tras ese análisis -realizado meses después del crimen- que en el momento de los hechos no presentaba ningún trastorno mental ni tenía alteradas sus capacidades cognitivas y volitivas.

"Creemos que sabía lo que hacía", han subrayado, explicando a este respecto que durante la agresión pidió a las compañeras de piso que se apartaran para no hacerles daño. Y después, se fue a su casa a pedir perdón a sus familiares y a despedirse de ellos, dirigiéndose a continuación a comisaría a confesar lo ocurrido, una vez que había "descargado toda su ira".

Sobre esto último, los peritos han aclarado que no tiene "nada que ver" que se sintiera "nervioso", "exaltado" o incluso "fuera de sí" tras el crimen con que no supiera lo que estaba haciendo, descartando que los hechos obedecieran a algo "explosivo", como una "ofuscación".

También han señalado que el inculpado les manifestó que sentía "humillado" por su novia, que se "burlaba" de él -al parecer también esa noche-, añadiendo que "manipulaba" a los hombres, a los que "usaba en su beneficio". Y dijo además que era "celosa" y "agresiva".

Mientras, él estaba "enamorado" de ella y es alguien que "piensa y medita" todo, ya que "da muchas vueltas a las cosas", han considerado los forenses que le examinaron casi un año después del crimen.

Y los que se encargaron del levantamiento y autopsia del cadáver, han concluido que la causa de la muerte fue una hemorragia aguda, interna y externa, derivada de las 29 lesiones por arma blanca que presentaba, 28 penetrantes y una incisa, en todo el cuerpo, 18 por la espalda.

Creen que recibió las primeras puñaladas en el tórax y aunque algunas iban dirigidas a zonas con órganos vitales, ninguno resultó lesionado, sino que falleció desangrada.

En la "secuencia de agresiones tan brutales" han destacado un corte de "gran profundidad" en la mano, entre los dedos, que creen que pudo producirse en un intento de la víctima -natural de la República Dominicana, que tenía 26 años y una hija de ocho- de defenderse del agresor y coger el cuchillo con el que estaba siendo atacada.

Y a ella se suman otras lesiones que son compatibles con posturas para "protegerse", como poner los brazos por delante o encoger el cuerpo.

"La víctima sufrió, está claro", han concluido los responsables de esta pericial, después de exponer que recibió heridas en vida y que el tiempo de supervivencia fue "escaso", "relativamente corto". "Desde el principio el ataque fue tan intenso que la víctima está llevando las de perder", han apostillado.

ESTABA TRANQUILO

En la vista, en la Sección Primera de la AP, también han testificado los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Local que intervinieron tras los hechos. Entre ellos, el que se encontraba en comisaría cuando se personó el sospechoso, minutos después de haber recibido la alerta de una agresión con arma blanca en Laredo.

Este efectivo ha destacado que el hombre llamó a la puerta y cuando la abrió le encontró sentado, apoyado contra la misma. Al levantarse, vio que estaba "ensangrentado" y que tenía un corte en la mano.

Se mostraba "tranquilo" y al preguntarle qué había ocurrido, le manifestó "apesadumbrado" y "con los ojos enramados" que había hecho "una cosa muy mala". A su juicio, era "consciente" de lo sucedido, que achacó a el cese de la relación y a "problemas de infidelidad".

Otro policía que había ido a la vivienda, donde apreció que estaba "todo exageradamente revuelto", como si hubiera habido una pelea, vio al sospechoso cuando regresó a comisaría, sentado en una silla y "consciente".

"Se le veía que se había quedado tranquilo", ha considerado, para apuntar que una media hora después, cuando llegaron agentes de la Judicial, tuvieron que despertarle, pues estaba "dormido".

Por su parte, un efectivo que estaba en el momento del levantamiento del cadáver, ha indicado que estaba al fondo del pasillo, boca arriba y con la cabeza hacia la puerta de entrada.

Este testigo, que a petición del fiscal ha reconocido el cuchillo exhibido en la sala como el hallado junto al cuerpo (del otro encontraron el mango y parte del filo debajo de la cama), ha señalado que había bastante sangre al lado de la víctima.

Y también, en las paredes, del pasillo y de la habitación, que parecían "salpicaduras" -otro agente ha considerado en cambio que eran "rozaduras" y marcas de manos-. Y en el baño, ha dicho, había una toalla "cargada de sangre" y "un poquito" en el suelo.

Por su parte, uno de los guardias civiles que estaban de servicio, patrullando por la villa pejina, cuando recibieron el aviso de la agresión y se desplazaron al lugar de los hechos y a la comisaría, ha opinado igualmente que el sospechoso "estaba tranquilo y sabiendo lo que había hecho", incluso "demasiado normal", y no recuerda que mostrara arrepentimiento alguno.

Su compañero ha relatado que tras la alerta de lo sucedido y de que compañeras de piso dijeran que el agresor había "huido corriendo", ha considerado que se entregó al "poco tiempo" de los hechos. "No nos dio tiempo ni a buscarlo", ha reconocido.

Y el que se encargó de instruir las diligencias y del atestado, -que incluyó por ejemplo el visionado de las cámaras de seguridad del bar donde coincidieron víctima y acusado-, ha indicado igualmente que el hombre justificó lo que había hecho porque sentía "humillación", aunque era consciente de que con ello se había "jodido la vida".

ESTABA EN OTRO MUNDO

Finalmente, la madre y hermana del acusado han relatado que tras la agresión fue a casa para contar que había "apuñalado" a su pareja y dejar unas pertenencias suyas que había recogido en casa de ella.

Han señalado que permaneció poco tiempo en la vivienda, y aunque no estaba "agresivo", tampoco "era él", sino que parecía estar "en otro mundo. No estaban en sus cinco sentidos", ha apostillado una.

Las dos han coincidido en que tras esto han sufrido "rechazo" en Laredo y que si bien han intentado ayudar a familiares de la víctima, no han podido por su situación económica. "Si pudiera remediar ese daño, no sé lo que haría, pero no está en mis manos".