La UC participa en el hallazgo de la explotación más antigua de huesos de ballena identificada en el Cantábrico

Huesos de ballena del Magdaleniense

Expertos de la Universidad de Cantabria han participado en el descubrimiento, por parte de investigadores españoles y franceses, de la explotación más antigua de huesos de ballena identificada en el Cantábrico, en la zona del Golfo de Vizcaya.

El hallazgo científico ha sido llevado a cabo por Alexandre Lefebvre, joven investigador del país galo, especializado en arqueología prehistórica, en colaboración con expertos de la UC, y ha sido publicado en la revista científica 'Quaternary Science Reviews'.

En concreto, se difundió un artículo titulado 'A partir de la circulación de artefactos en huesos de ballena se ha descubierto la interconexión de grupos humanos en la región Pirineo-Cantábrica durante el Magdaleniense, hace 18.000 años', sobre las interacciones entre humanos y ballenas como parte de una historia milenaria.

En él se pone de manifiesto que mucho antes de que la caza histórica e industrial de ballenas agotara las poblaciones de la mayoría de las especies, los grandes cetáceos eran un recurso importante para la subsistencia de los grupos humanos costeros del pasado.

Así, hace unos 15.000 años, los cazadores-recolectores magdalenienses que vivían alrededor del Golfo de Vizcaya llevaron a cabo la explotación más temprana de ballenas para necesidades alimentarias y simbólicas.

El uso de hueso de ballena como materia prima también se documentó por necesidades técnicas, pero hasta ahora sólo estaba atestiguado en la zona pirenaica septentrional, donde se conocían más de un centenar de herramientas y puntas de proyectil. Sorprendía, por tanto, la ausencia casi total de huesos de ballena trabajados en la región Cantábrica durante el periodo Magdaleniense.

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Este estudio se centró en las colecciones arqueológicas de la zona Cantábrica para determinar si el uso de hueso de ballena era un fenómeno estrictamente local y limitado solo a la región pirenaica o si se compartía más ampliamente entre los grupos de cazadores-recolectores a lo largo de la costa atlántica del norte de Iberia.

Debido a las características únicas de este material y, en particular, a su porosidad se identificaron 54 artefactos de huesos de ballena en 12 de los 64 sitios estudiados. Lo más representado son grandes piezas terminadas, correspondientes a puntas de proyectil, que constituyen las primeras evidencias conocidas de la explotación de hueso de ballena para necesidades técnicas en la Península Ibérica.

Así, por ejemplo, un elemento de punta de El Pendo recuperado durante las excavaciones de la primera mitad del siglo pasado está fechado directamente hace 17.650 mil años. Para su uso, estaba muy posiblemente enmangado en cada extremo y presenta decoración.

Como no se han recuperado productos de desecho y debido a que todos los objetos presentan un aspecto muy acabado, no hay datos disponibles que arrojen luz sobre cómo exactamente los humanos adquirieron y transformaron el hueso de ballena, aunque la hipótesis más probable sigue siendo la búsqueda de cadáveres de ballenas varadas en la costa atlántica.

"La creciente evidencia de la explotación de los recursos marinos durante el Magdaleniense (como conchas, peces, aves y mamíferos marinos) refuerza aún más la hipótesis que el Golfo de Vizcaya fue el telón de fondo del surgimiento de las primeras economías costeras regulares, diversificadas y organizadas al final de la última glaciación", señala el estudio.