Los cazadores recolectores epipaleolíticos usaban conchas para curtir la piel de conejo, según un estudio del IIIPC

Fragmento de Mytilus galloprovincialis (abajo) y detalle de los rastros de uso-desgaste (arriba) Interpretados como generados por para alisar y / o pulir madera dura.

Un estudio encabezado por el Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC), realizado a partir del análisis de la colección malacológica del yacimiento de La Balma del Gai (Moià, Barcelona), ha demostrado que parte de las conchas de este contexto fueron utilizadas por los cazadores recolectores epipaleolíticos para diversas actividades productivas, ente ellas el curtido de piel de conejo.

Esta investigación, en la que participan el CSIC-IMF y la Universidad de Barcelona y recientemente publicada en la revista Journal of Archaeological Science: Reports está encabezada por el investigador del IIIPC, David Cuenca Solana, junto a Ignacio Clemente-Conte (CSIC-IMF), Lluís Lloveras, Pilar García-Argüelles y Jordi Nadal (UB).

Según ha informado el IIIPC en un comunicado, las excavaciones desarrolladas en el yacimiento de La Balma del Gai han permitido recuperar gran cantidad de caracoles continentales y algunas especies marinas recolectadas por cazadores-recolectores del Epipaleolítico.

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Como suele ser habitual, algunas de las conchas de origen marino fueron empleadas como ornamento personal y alimento. Sin embargo, la principal novedad reside en que algunas de estas conchas también habrían sido empleadas como instrumento de trabajo en el propio yacimiento.

De esta forma, aparte de analizar todos los restos de concha marinas desde una perspectiva basada en el análisis funcional ha sido posible mostrar que algunas de estas valvas habrían sido empleadas para procesar materias como ocre, madera y fibras vegetales.

De esta manera, a partir del análisis de las huellas de uso documentadas sobre estos instrumentos ha sido posible confirmar el uso de conchas Mytilus galloprovincialis y Glycymeris glycymeris para obtener polvo de ocre mediante el raspado, así como esparcir este mineral durante el proceso de curtido de la piel.

A su vez, otros instrumentos de concha habrían sido orientados a procesar materias de origen vegetal, principalmente para actividades como extraer o estirar fibras vegetales y alisar o pulir madera.

En este caso, el estudio de la colección malacológica ha proporcionado información para establecer una interpretación más completa sobre las actividades productivas desarrolladas por los grupos humanos que ocuparon este contexto durante el Epipaleolítico, aportando, además, evidencias indirectas acerca de la presencia de materiales perecederos que no suelen conservase en los contextos arqueológicos, como los elementos vegetales.

Los resultados obtenidos muestran que, aproximadamente, un 30% de los bivalvos marinos recuperados en este contexto fueron utilizados como instrumento de trabajo, incluyendo la presencia de varias conchas recolectadas post mortem y, por tanto, con una finalidad orientada a su uso como materia prima y no como alimento.

Esta actividad es aún más significativa teniendo en cuenta que fueron transportadas alrededor de unos 50 kilómetros de distancia desde la costa hasta el sitio de La Balma del Gai.

Así, la investigación y la interpretación de los resultados obtenidos demuestran la existencia de una planificación detallada de todas estas actividades desarrolladas por los grupos de cazadores-recolectores epipaleolíticos entre el XIV al X milenio antes del presente.

Los resultados de esta investigación han permitido interpretar que los instrumentos de concha habrían sido utilizados para realizar diferentes actividades, especialmente relacionadas con el curtido de la piel de conejo.

Estos instrumentos se emplearon tanto para obtener polvo de ocre, utilizado posteriormente para endurecer la piel, y también para extenderlo durante el proceso de curtido de cuero, proceso realizado a su vez principalmente a partir del uso de instrumental lítico.

Además, el estudio propone que el uso de los instrumentos de concha vinculado al alisado o pulido de madera y al procesado de fibras vegetales se habría orientado a la fabricación de infraestructuras como cuerdas y marcos, necesarios para estirar y curtir las pieles.

A partir de una interpretación global de los resultados, obtenidos mediante el análisis funcional desarrollado sobre el conjunto del utillaje recuperado, instrumentos de concha e industria lítica, ha sido posible reconstruir la cadena operativa relacionada con un proceso fundamental para los grupos de cazadores-recolectores, como es el curtido de la piel.

Estos resultados cobran especial interés ante la documentación en este yacimiento de más de 15.000 restos de conejo. Muchos de estos restos, con marcas de corte directamente relacionados con un procesado de los huesos especialmente cuidadoso, lo que sería indicativo de un especial interés por una adecuada extracción de la piel de estas presas.

Este metódico procesado habría permitido, una vez obtenidas estas pieles, iniciar un proceso de curtido en el propio yacimiento, para lo cual se habrían empleado tanto instrumentos de concha como raederas líticas, junto a otros elementos como ocre, fibras vegetales o madera.