Capital Energy dice que ha incluido las cuevas de la región en el estudio de impacto de sus proyectos eólicos

Plano de las cuevas en los proyectos eólicos

Capital Energy, promotora de los parques eólicos Quebraduras, Amaranta, Ribota y Garma Blanca, ha incluido las cuevas de la región en el estudio de impacto de sus proyectos, elaborado por arqueólogos del Registro de Arqueólogos y Empresas de Arqueología habilitados por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de Cantabria.

Así se ha pronunciado la compaña en un comunicado en relación a la denuncia de la Federación Cántabra de Espeleología (FCE) afirmando que los cuatro proyectos citados destruirían un total de más de 1.550 cavidades de la región en un radio de cinco kilómetros a la redonda de cada parque, además de causar otras afecciones a la biodiversidad del entorno.

En su respuesta a la FCE, la compañía ha afirmado que en la elaboración de todos sus estudios de impacto ha tenido en cuenta, además de la normativa de aplicación, los documentos de alcance recibidos, que incorporan los informes emitidos por las administraciones públicas afectadas y las personas interesadas.

En este sentido, señala que, "pese a que en sus respectivos documentos de alcance las administraciones consultadas no hicieron demasiado hincapié en el estudio de las cuevas de la región y su fauna", la compañía ha detectado los yacimientos existentes y ha establecido sus perímetros de protección.

Al respecto, "y cuando ha sido necesario", Capital Energy afirma que ha modificado los diseños originales de algún proyecto, como la línea de evacuación del parque eólico Ribota, que tras el trámite de información pública tuvo que modificar parte de su trazado para evitar afectar el área de cautela de la zona arqueológica de El Puyo.

En lo que respecta a la presencia de cavidades kársticas en la zona, destaca que, junto con los proyectos de tramitación y "cuando se ha estimado necesario para realizar los cálculos estructurales básicos", se han realizado estudios geotécnicos y geomecánicos apoyados en datos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).

Además, ha indicado que su alcance será ampliado en fases posteriores de tramitación de los proyectos y se acompañará de estudios geofísicos, "garantizándose la seguridad estructural de las instalaciones y la identificación y valoración de la totalidad de las cavidades existentes, así como las medidas de protección de dichos lugares y su fauna asociada".

Capital Energy ha precisado que en el marco de los estudios de impacto ambiental, se realizan, por parte de arqueólogos colegiados, consultas a las cartas arqueológicas y prospecciones intensivas de la zona de implantación de las infraestructuras. "Concretamente, los estudios de impacto ambiental de los parques eólicos de Capital Energy en Cantabria cuentan con informes realizados por arqueólogos incluidos en el Registro de Arqueólogos y Empresas de Arqueología y habilitados por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de Cantabria", ha subrayado.

FAUNA

Por otra parte, en cuanto a las afecciones a la biodiversidad denunciadas por la FCE, la compañía indica que, en el caso concreto de los estudios de impacto ambiental de sus parques eólicos en Cantabria, se han realizado inventarios y censos de ciclo anual de avifauna y quirópteros, con arreglo a lo solicitado en el documento de alcance y siguiendo las directrices de Sociedad Española de Ornitología (SEO) y Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (Secemu).

A partir de los datos recabados, se analizaron los impactos concretos de cada aerogenerador sobre los distintos grupos de especies y se han propuesto medidas preventivas, como el control periódico de la siniestralidad o el retardo de la puesta en marcha de los aerogeneradores en noches con temperaturas superiores a 10 grados centígrados hasta velocidades de viento superiores a 5 metros por segundo, con el fin de evitar posibles colisiones de murciélagos; correctoras, como modificaciones de la posición de algunas máquinas durante la fase de diseño; y compensatorias, como la mejora del hábitat de la perdiz pardilla o el establecimiento de cajas nido para quirópteros.

El resto de grupos faunísticos, "para los cuales está menos comprobada la afección directa por los parques eólicos", indica, han sido listados en función de la información disponible en fuentes oficiales, como la Base de Datos de Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico o de los contactos acontecidos durante los muestreos periódicos. No obstante, afirma, "su protección está asegurada" mediante el plan de vigilancia ambiental que comprende todas las fases del proyecto (construcción, operación y desmantelamiento).

"A pesar de no encontrarse proyectados los parques eólicos promovidos por Capital Energy sobre ningún espacio protegido por la Red Natura 2000, los estudios de impacto de los mismos contienen análisis específicos vinculados a estas áreas de conservación de la biodiversidad", indica.

En este sentido, Capital Energy afirma que ha tenido en cuenta las repercusiones potenciales, directas e indirectas, que podría ocasionar su desarrollo en los hábitats y su fauna. "Todos ellos concluyen que los proyectos son compatibles con estos espacios protegidos y no se prevé que vayan a generar ningún perjuicio a la integridad de la Red Natura 2000", ha apositillado.

Igualmente se han valorado las posibles afecciones sobre otros factores del medio, como la contaminación de suelos, cursos superficiales de agua o acuíferos, "asegurándose su compatibilidad, dado que por su tipología no son esperables vertidos de ningún tipo durante el funcionamiento del parque".

Pese a ello, ha asegurado que dichas instalaciones contarán con vigilancia ambiental durante sus tres fases de vida "para garantizar que no se produzca este tipo de impactos".

Por otro lado, y pese a que no está previsto que las excavaciones durante la fase de obra alcancen el nivel freático, la Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha remitido los correspondientes informes a los distintos proyectos en los que constata su conformidad con lo referido en los estudios de impacto ambiental y propone, además, medidas preventivas en fase de ejecución que minimizarán aún más el potencial impacto sobre el medio hidrológico.